jueves, 24 de mayo de 2012










Me gustaría tener sus ojos acá, su pecho acá, sus brazos acá. Sentarnos en el suelo en pose india y tener su cabeza sobre mis piernas. Dejar que el viento nos despeine, ver como se enmaraña la tierra entre sus rulos revueltos de tarde.
Sentirnos aborígenes con nuestros pies descalzos sobre el pasto. Toda la ciudad atrás, ya distante. Pensarnos salvajes lejos de los taxis y los colectivos y la gente, sobre un parque de sutil arquitectura neo.  Vernos como analfabetos liberados de las burocracias de las civilizaciones, mientras nos miramos y caemos en una cursilería de gestos, de pequeñas miradas cómplices; sumergidos en un pedacito de verde perdido entre tanto urbanismo enardecido.
Enredar mis dedos en sus pelos, ver como se anudan mis manos en sus rulos, sentirme atrapado, que él me reclame que lo suelte. Todo irá sucediendo mientras esa señora pasea al perro, ese rio crecido trae ramas, este árbol se desprende de una hoja. 

lunes, 21 de mayo de 2012







Finalmente la noche se oye como es o como tiene que ser, por se desgarra la vos sabia de Susy y Santiago golpea sobre el cajón de sus lamentos. Todos están embriagados de sutiles girones de colores. El miedo a que se acabe la superficie desaparece porque tocamos el cielo mientras bailamos y nos reímos, nombrar el horizonte seria demasiado. Caemos en una ronda india, la fogata es el canecalon que está en el centro y todos danzamos al compas de la historia que nos toca en suerte trans-itar. A Karla le brillan los ojos como si se le reflejara la luna. Todo sucede en una casa, que está adentro de un barrio, que está adentro de una ciudad, que esta dentro de mi cabeza, como si fuese una Mamushka.