miércoles, 25 de mayo de 2011

El sonido a no sonido de tu voz debajo de la lluvia y la distorsión de las formas de tus ojos que dentro de mi habitación son sólidos y concretos pero por debajo de la llovizna se ven frágiles, rompibles. Me imagino tirándonos boca arriba en la vereda mojada. Sentir la liviandad del agua caer sobre nosotros, los autos pasar. El pelo como algas marinas, todo sucede en una vereda de barrio Martin, una ciudad. El lugar en donde cae el diluvio que golpea los edificios, que golpea los comercios cerrados, que golpea tu cuerpo a veces de telgopor, a veces de Olimpo. Hay que tomar un té caliente y aspirinas al llegar, escurrir bien las ropas, escapar de la humedad, dejar caer los pensamientos.

4 comentarios:

  1. Es una linda señal que escribas sobre la lluvia. Espero volver a sentir la lluvia... Genial, lindas imágenes sensoriales :P

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  2. Este texto me remite todo el tiempo a Raúl González Tuñón... "entonces comprendimos que la lluvia también era hermosa..."

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  3. La lluvia es algo que, sin dudas, sucede en el pasado. Lo dijo Borges.
    Lo repito yo, para poder ver, para llover.
    (Muy bonito)

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